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Tras la victoria kurda en Kobane, Erdogan rechaza una zona autónoma

Después de que las milicias kurdas lograran expulsar a los yihadistas del Estado Islámico que asediaban la ciudad de Kobane desde hace dos meses y continúen su avance en la región, Turquía ha reiterado su rechazo a que se cree otro Kurdistán autónomo, similar al del norte de Irak. El presidente turco, Recip Tayyip Erdogan, sigue demandando crear una «zona de seguridad» que evite el autogobierno kurdo.

Al día siguiente de que los kurdos anunciaran haber expulsado al Estado Islámico (EI) de la simbólica localidad de Kobane, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se apresuró a recordar su oposición a la constitución de una zona autónoma kurda como la existente en el vecino Irak.

«Debemos mantener nuestra postura en este tema, si no habrá un norte de Siria, como hay un norte de Irak. Esta entidad seria fuente de grandes perjuicios en el futuro», afirmó a los periodistas en el avión que le traslada en su gira por África.

Turquía ha sido reacia a hacer frente al EI e incluso a participar en la coalición que lidera Estados Unidos contra los yihadistas, por no favorecer la consolidación del autogobierno kurdo. Las comunidades kurdas habían desarrollado un modelo de autogobierno puesto en peligro con la irrupción del Estado Islámico.

Los kurdos acusan al Gobierno turco no solo de permitir el paso de los yihadistas por la frontera, sino de apoyarlos directamente.

Erdogan, por su parte, califica como «terrorista» al principal partido kurdo en Siria, el PYD, debido a sus lazos con el PKK.

Presionado por sus aliados, finalmente Ankara autorizó el paso simbólico por su territorio de peshmergas procedentes de Kurdistán Sur para defender la ciudad de Kobane.

Turquía teme que la victoria de los kurdos abone la independencia de facto de un territorio kurdo en sus fronteras, alentando además a los kurdos bajo su administración. Así, Erdogan volvió a defender su idea de crear una «zona de exclusión aérea» y una «zona de seguridad», en la frontera turco-siria, lo que evitaría cualquier posibilidad de una Administración kurda. De hecho, la Policía turca intervino ayer contra varias celebraciones que festejaban la toma de Kobane. Lanzó gases lacrimógenos y balas de goma contra unas 150 personas en Estambul, donde hubo varias detenciones, y también se registraron choques con la Policía en celebraciones similares en Van y Mardin, mientras en otras localidades los festejos tuvieron lugar sin incidentes.

Las YPG siguen los combates

Después de expulsar a las milicias yihadistas de Kobane -tras cuatro meses de asedio- con apoyo de los bombardeos aéreos de la coalición dirigida por Washington, las fuerzas kurdas de las YPG (Unidades de Protección del Pueblo Kurdo) continúan los combates para intentar hacer lo mismo en toda la región.

Ayer se desarrollaban combates al sur y al sudoeste de la ciudad y las fuerzas kurdas lograron tomar un pueblo vecino.

El Estado Islámico -con tanques y armamento pesado- llegó a ocupar más del 60% de la ciudad y todavía controla grandes extensiones de territorio en Siria e Irak.

Policía turca

La Policía turca empleó gases lacrimógenos para detener a personas que intentaban cruzar la frontera hacia Kobane. Grupos de Suruç, ciudad fronteriza frente a Kobane, y de localidades cercanas se concentraron al otro lado de la línea divisoria y celebraron junto a los combatientes kurdos horas antes la expulsión del Estado Islámico. «El pueblo está llegando y está feliz», relató Adham Basho, un político de Kurdistán Occidental.

El EI implica a Amman al exigir la liberación de una presa

Al condicionar la liberación de un segundo rehén japonés a la liberación de una iraquí encarcelada en Jordania, el Estado Islámico ha colocado a Amman en el centro de la negociación y a la diplomacia japonesa en una delicada situación. El EI difundió un vídeo de la ejecución del rehén Haruna Yukawa, y ayer divulgó un nuevo mensaje de audio del otro secuestrado japonés, Kenji Goto, a través del cual da un ultimátum de 24 horas para que se atiendan sus demandas o de lo contrario matará a este rehén y al piloto jordano Muaz Kasasbeh. «Este es mi último mensaje, me han dicho que la barrera de mi libertad es solo el retraso por parte de Jordania en entregar a Sayida», dice Goto en el vídeo, en referencia a Sayida Rishawi, una iraquí detenida en Jordania y condenada a muerte por un ataque a un hotel en 2005 en Amman, que causó decenas de muertos. El Gobierno nipón aseguró que «a pesar de esta situación extremadamente dura, seguiremos la misma política y continuaremos nuestra cooperación con el Gobierno de Jordania para la pronta liberación de Kenji Goto».

Para el profesor Masanori Naito, experto en Islam y Oriente Medio de la Universidad de Doshisha en Kioto, Japón no puede sino pedir la ayuda de Jordania. Para Robert Dujarric, director de Estudios Asiáticos de la universidad de Temple de Tokio, Amman podría liberar a la presa si se encuentra enferma. Pero para Jordania lo importante no es tanto el rehén japonés como el piloto de su ejército también amenazado. Japón cuenta así con una posible negociación, que no había en el caso de otros secuestrados, pero no tiene cartas para negociar y se encuentra en manos de Jordania. Y ambos, deberán contar también con Washington. GARA