Kazetaria
ELECCIONES LEGISLATIVAS EN GRECIA

Las urnas también deciden el futuro de los migrantes

La percepción de que la izquierda radical representada por Syriza puede salir victoriosa en las elecciones de hoy configura un escenario político-económico relevante en Europa. Pero alejado de los focos mediáticos, también está en juego el fin de las leyes de excepción para los miles de migrantes en situación irregular.

Desde el primer vistazo se percibe que el de Corinto no tiene nada que ver con un centro de retención clásico. Con sus torretas, sus altas verjas rematadas con alambre de púas, se adivina fácilmente su pasado de cuartel militar. Dentro de los muros, alrededor de 700 hombres de todos los orígenes, con la mirada triste dirigida hacia el exterior, con las manos aferrándose a los barrotes, evocan más las imágenes de los campos de refugiados de la Guerra del 36 montados en el Estado francés que las que deberían ilustrar un proceso de retención administrativa en la Unión Europea en este inicio del siglo XXI.

Barullo y confusión en los inmensos dormitorios para 80 personas, solo están permitidos dos paseos al día, vejaciones constantes por parte de los matones...: «¡Esto es peor que la cárcel!», se lamenta, a través de la valla, Amine, un ciudadano sirio de 22 años que lleva detenido 17 meses.

Desde 2011, Grecia ha sido condenada hasta en once ocasiones por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por las lamentables condiciones de detención de «los sin papeles». «Absoluta falta de higiene, nutrición y cuidados médicos inadecuados, trabas a las comunicaciones con la familia y los amigos, humillaciones, golpes»; el Comité para la Prevención de la Tortura del Consejo de Europa, el Consejo griego para los Refugiados y la ONG Aitima han publicado informes abrumadores.

A todas luces responsable de esta situación, el Gobierno de coalición conservador dominado por la Nueva Democracia de Antonis Samaras ha intentado siempre disimular la situación. En Corinto es difícil obtener el derecho de visita. Los MAT (Monades Apokatastasis Taksis), los policías dedicados a mantener el orden, son poco habladores, por lo que es difícil saber si aprueban el statu quo o si lo asumen sin más. En el interior, lo provisional se convierte en permanente: las bolsas de basura colgadas de los barrotes de las celdas, detenidos que a menudo tienen que dormir sobre el cemento...

También está prohibido hacer fotografías, como lo indican los carteles colocados por todos los lados. Cabe recordar que un video clandestino grabado durante los disturbios registrados en agosto de 2013 en el centro de retención de Amygdaleza -ubicado cerca de Atenas y que alberga a unas 1.200 personas- sacó a la luz las condiciones tan duras a las que se somete a estos inmigrantes en Grecia. Y así lo constatan las numerosas muertes que se suceden; la última, la de un paquistaní de 26 años que pasó por el campo de Corinto. Al parecer, tras ser golpeado por la Policía, pidió, sin éxito, que le atendieran de las heridas que sufrió.

«Pese a nuestros reiterados llamamientos sobre el acceso de los inmigrantes a la asistencia sanitaria, vemos que la situación general continúa deteriorándose. Las enfermedades que tratamos son provocadas por las sórdidas condiciones de vida en que se encuentran», advierte indignado Apostolos Veizis, doctor jefe de la misión de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Grecia.

Política escandalosa

Por si eso fuera poco, el escandaloso carácter de la política migratoria del Gobierno de Samaras quedó confirmado en mayo de 2014 a través de una especie de decreto -titulado «Nikos Dendias» por el nombre del ministro de Interior de la época- que prolonga de forma ilimitada la duración de la retención administrativa. (Anteriormente, el límite era de 18 meses. A título comparativo, la duración máxima es de 45 días en el Estado francés y de 60 días en el Estado español).

La comisaria europea de Asuntos Interiores, Cecilia Malmström, y el Consejo Europeo para los Refugiados y Exiliados indicaron vehementemente a las autoridades griegas que «el decreto Nikos Dendias» es una flagrante violación de las directrices de la UE. En vano. Según distintas fuentes, entre 7.500 y 10.000 inmigrantes están detenidos actualmente en los centros de pre-expulsión y de retención, de los cuales 300 han sobrepasado ya el periodo de 18 meses.

Muchos de ellos no pueden ser reconocidos como refugiados por los consulados de terceros países ni tienen medios suficientes para viajar, por lo que tampoco pueden ser expulsados voluntariamente, lo que implica que su retención se convierte en una condena por intentar escapar a la guerra y la pobreza. «¿Cómo queréis que regrese a mi país? -comenta irónicamente Samir, un treintañero eritreo-. Estoy condenado a permanecer entre estos muros».

Como él, cientos de personas -sirios, iraquíes, congoleños, paquistaníes, afganos...- están viviendo en el centro de retención de Corinto desde agosto de 2012, cuando el Gobierno lanzó la operación «Xenios Zeus», que, durante los cuatro meses en los que se desarrolló, supuso la detención de cerca de 65.000 extranjeros, de los cuales solo 4.000 se encontraban en situación irregular.

«Les instamos a reconsiderar este terrible confinamiento de una gran parte, la más pobre, de la población mundial. Un confinamiento cuyas consecuencias históricas para Europa no se han tenido en cuenta», escribió un grupo de prisioneros de Corinto, en agosto de 2014, en una conmovedora carta dirigida a los eurodiputados.

Con motivo de las elecciones, todas las miradas de Europa se dirigirán hoy hacia Grecia, donde se da como ganador a Syriza, el partido que lidera Alexis Tsipras. Ciertamente, hay mucho en juego desde la perspectiva económica, ya que Atenas está sometida a una transfusión financiera desde 2010 por parte de sus acreedores internacionales, comenzando por la propia UE. En este contexto, Syriza promete revisar las reformas y la austeridad impuestas por los donantes: la Eurozona, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.

Desde el punto de vista de los derechos fundamentales de los migrantes en situación irregular, el reto también es crucial. Al comenzar el año, Tsipras afirmó que «un gobierno de Syriza» cerrará los centros de retención actuales, respetará el derecho internacional en materia de asilo y establecerá el ius solis para los hijos de inmigrantes nacidos en Grecia [el ««derecho del suelo» o «derecho del lugar» confiere la nacionalidad a toda persona nacida en un determinado territorio, independientemente de la nacionalidad de sus progenitores].

Nadie pone en duda que Syriza saldrá de las urnas por delante de la Nueva Democracia de Samaras. La incertidumbre reside en saber si obtendrá o no la mayoría absoluta.