Pablo CABEZA
BILBO
Elkarrizketa
ENRIKE SOLINÍS
GUITARRISTA

«El tinglado que está montado en torno a la música clásica no me gusta»

Enrique Solinís Aspiazu es un músico nacido en Bilbo residente en Tolosa junto a su compañera Miren Zeberio, violinista. «Euskel antiqua» es su nuevo proyecto junto a Euskal Barrokensemble. Durante una hora la música antigua se cruza con el sonido de la alboka, el txistu, la txalaparta, xirula... Canciones arcanas de siglos atrás transportadas con creatividad y sutil virtuosismo hasta el presente

A Enrike Solinís no le gusta el término virtuoso, pero escuchándole y viéndole no deja de ser un virtuoso de todo instrumento que tenga cuerdas. En “Euskel antiqua”, cedé con un libreto muy ilustrativo y serenas reflexiones sobre la cultura euskaldun (170 páginas y en varios idiomas), Euskal Barrokensemble recupera viejas tonadas respetadas por el polvo. Si la pieza carecía de letra se le ha acoplado un texto de época. Con preciosismo vocal e instrumental la hora de concierto sumerge al oyente en un espacio onírico donde poco cuesta imaginar un paisaje sin cemento ni motores. En “Euskel antiqua” predominan la belleza, los amaneceres neblinosos, los senderos angostos de los hombres y mujeres poseedores como pueblo del euskara.

Un pájaro trina, la cuerda enfatiza, la flauta imita, la voz pasa flotando. ¿Es verano, es invierno? Debe de ser primavera en todas las canciones, que crecen serenas y cautivadoras entre un revoltijo bien preparado de historia lejana, Barroko, Renacimiento, y próxima.

Además, Solinís (vihuela, guitarra, luth, lavta...) es un músico abierto, que bien conoce la obra de un rockero como Ingwie Malmmsteen: «Es una gran influencia, y me parece que es un gran artista. Ahora bien, ya hace años que no lo aguanto, jeje. Se pasa la mayoría del tiempo siendo un ‘virtuoso’. Aunque cuando canta y toca blues o hace alguna versión de Hendrix en directo, creo que sí es un verdadero artista, es brutal».

“Euskel antiqua” –título que referencia a la forma arcaica del término, tal como aparece en el manuscrito del siglo XVI de Juan Pérez de Lazarraga– reivindica la tradición de una Euskal Herria cosmopolita, abierta a las principales corrientes culturales europeas en boga en cada momento por influencia del Camino de Santiago. Algunas de las composiciones presentes en el disco responden a la adaptación vasca a los estilos y temáticas, especialmente religiosas, que han imperado en el viejo continente a partir de la Edad Media.

Solinís es un músico de estudios clásicos amplios y que ha combinado en libertad mientras escuchaba discos de Oskorri, Laboa, Junkera, Bikandi, Etxekopar, Kiss, Baron Rojo, WASP o Paco de Lucía. Vive en Tolosa junto a su compañera y músico Miren Zeberio, quien con dos años ya practicaba el violín, y de familia de reconocidos músicos. Son padres de tres hijos. Desde 2006 recorren escenarios europeos con su Euskal Barrokensemble y la extrema habilidad de Solinís para tañir sobre cualquier instrumento que tenga un mástil.

Su padre, también Enrique Solinis, es músico y trabajó en versos medios de comunicación, tanto radio como prensa. Esta situación le pondría las cosas más fáciles para dedicarse a la música.

Mi padre es un músico, entre otras cosas, que ha dirigido coros toca la guitarra, el órgano... Vamos, que nos ha trasmitido el amor a la música a mí y a mis cuatro hermanas. Todos hemos estudiado música y dos de ellas se dedican a ello. Cuando trabajaba en la radio, recuerdo que los discos llegaban a mi casa a kilos. Teníamos tantos que jugábamos a lanzamiento de disco.

Se diría que un entorno favorable...

En mi familia la música siempre ha estado presente. Ya mi abuelo, Enrique Solinís, tocaba el violín en el Bilbao de los años 20, y de facto, la familia está llena de músicos, ya sea profesional o que, de una manera u otra, está en la música. También creo que entroncando con el tema del disco que hemos publicado, reconozco que Euskal Herria ha sido un pueblo eminentemente musical y cantar en familia ha sido una de las piedras vehiculares de nuestro legado musical. Esa afición después nutría coros, ochotes… En definitiva, una práctica musical que en esta última época está totalmente en declive, y creo que es culpa de la pobre educación musical que recibimos en las escuelas desde pequeños. No se fomenta el canto, no se fomenta reunirse para cantar, desapareciendo así la parte más impresionante de nuestra cultura, que es el cancionero. Otra cosa sería analizar cómo el academicismo extremo ha asumido la responsabilidad de manejar las cuestiones musicales y se ha terminado por dejar que las instituciones dogmaticen sobre lo que es la música de espaldas al pueblo. Se han reglado los estudios en demasía apoyándose en conceptos musicales que no tienen nada que ver con la música. Creo que tenemos que reflexionar sobre qué es la música y para qué está en la sociedad. Lo cierto es que cantar, compartir ritmos, melodías, escuchar con humildad y ver cómo el ser humano es capaz de trasmitir con el sonido y la palabra sensaciones que te llegan a conmover, es disfrutar de la vida, vivir la vida, esa redundancia tan vital. La cultura es clave para que queramos y podamos seguir adelante.

Crece, rockea con sus amigos de juventud. En un momento mira hacia atrás y le llama la atención la música antigua.

La música antigua, que se considera la que va del Barroco hacia atrás (Renacimiento, Edad Media, etc.) siempre me gustó. En los estudios de guitarra clásica tienes la oportunidad de acercarte a esos repertorios. La guitarra y sus antecedentes tienen ahí su caldo de cultivo más grande y por eso la conocía de siempre y la tocaba. Después, y con el paso de los años, cuando vi que el tinglado que está montado en torno a la música clásica no me gustaba, me vi buscando en el carácter integrador y creativo de la llamada música antigua, una fuente inagotable de aprendizaje y disfrute. Es simple lo que me propuse: coger todo lo aprendido en el conservatorio, sabiendo que es un mero e insípido contenido que no vale para hacer música si no hay otros componentes. Esos componentes te los dan los músicos de otros ámbitos, la música popular, el rock… En definitiva, decir: «sí he estudiado toda mi vida pero con esto no voy a ninguna parte, no tengo ni idea de tocar, de crear nada, de improvisar, de acompañar, de compartir ideas y músicas con gentes de otras culturas, pues a trabajar y a intentar darle la vuelta de la mejor manera posible». Y en esas estoy.

Comenzaron a grabar «Euskel antiqua» sin saber quién materializaría el enorme esfuerzo realizado, pero hubo premio al final.

Sí, nos pusimos a grabar sin una hoja de ruta fija y con nuestros propios medios. Una vez realizado, tras meses de muy duro trabajo, una discográfica internacional se interesó, cosa sorprendente ya que aquí ninguna lo veía interesante, o más bien rentable. Era algo con lo que no contábamos porque estábamos ya dispuestos a autogestionarlo todo. La sorpresa vino cuando le pedí a Jordi Savall que nos escribiera unas líneas sobre el proyecto, ya que yo he tocado varios años con él. Pero le gustó tanto que me propuso editarlo en su sello; una cosa grandiosa teniendo en cuenta que es el sello gurú de la música antigua en el mundo.

«En Euskal Herria hay grandes compositores que han dejado su impronta en la parte culta de la música»

En «Euskel antiqua» se combina la música antigua con el folclore. Un aparente dislate temporal, pero que ustedes demuestran que es todo coherencia.

En este proyecto una de las cosas que queríamos evidenciar es cómo la retroalimentación entre música culta y popular ha sido una constante a lo lago de los siglos. En Euskal Herria ha habido grandes compositores que dejaron su impronta en la parte culta de la música, pero, a la vez, se alimentaron muchas veces de las canciones y del sustrato popular para crearlas. Muchas veces me preguntan cómo es posible que haya música barroca y renacentista en Euskal Herria. Les digo que si se refieren solamente a la música culta, es decir que cultivaba unas cualidades determinadas del hecho musical, pues más bien poca. Euskal Herria tiene su legado musical básicamente en la música popular y todavía no somos conscientes en qué medida, teniendo en cuenta que somos un pueblo eminentemente musical, que ha cultivado la música, que tiene fama de ello en el mundo, pues podríamos hacernos una idea de la cantidad ingente de cantos y ritmos que habría aquí en esos períodos. Estas reflexiones que se plantean en las conversaciones musicales, tan pasadas de moda y tan sectarias, desde el punto de vista de la universalidad de la música, vienen de lo aprendido en escuelas y conservatorios en las que aún a día de hoy, se estudia un repertorio “culto” eminentemente centroeuropeo y si me apuras centrado en unos 200 años de la historia europea. Lo que no entra en ese carro y concepto excluyente de la propia esencia universal de la música, no existe. Imagínate qué es de Euskal Herria que tiene su esencia musical en la música popular. Si se juzga con ese tipo de precepto musical, es fácil de concluir. Unido a esto, si tenemos en cuenta que en los centros de estudio musicales de Euskal Herria no se puede estudiar esta música y todos tenemos que irnos fuera, podríamos decir que a día de hoy nuestro patrimonio musical está olvidado en nuestro sistema musical educativo.P.C.