Pablo CABEZA
BiLBO

Har Belex retoma el camino del neofolk con el brillo ambiental de «Chandelle»

Manix S y Salva Maine es el dúo que mantiene en zona semisombría Har Belex, que hace unos meses debutaba con «Chandelle», un álbum imaginado principalmente en un pequeño pueblo a las afueras de Gasteiz, donde Manix S dibuja el profundo sonido del dúo. Con el tono acústico guiando el proyecto, el darkfolk y el neofolk se abrazan en negro melancólico y sutil. «Chandelle» es un proyecto único en Euskal Herria, de belleza fría/cálida e íntima.

El año pasado Har Belex se dio a conocer con un cedé compartido con la banda Fragile. La muestra de neofolk nos tomó por sorpresa, ya que es un estilo sin referencias en Euskal Herria. Sí, ahora ya las tiene gracias a Manix S (también parte del proyecto Pail), quién compone, toca guitarras acústicas y eléctricas, y arregla echando mano de teclados con diferentes bancos de sonido que enriquecen y envuelven con mayor potencial el aire de recogimiento que recorre cada título de “Chandelle”, editado en Caustic Records, discográfica de Manix S y con un catálogo denso y singular. El talento y buen gusto de Manix S revierte en excepcional.

Salva Maine es la otra parte de Har Belex, en parte la luz y en parte la sombra, pues su voz se mueve entre la penumbra y el sol. Puro contraste para un ingeniero informático andaluz que convierte la lógica de los dígitos en melodías profundas de voz grave y metálica, espléndida.

“Chandelle” se graba en las mismas sesiones que el split (compartido) previo, por lo que sigue las pautas del disco destinado a sondear qué podía dar de sí una aventura como esta. Las posibilidades de expansión no son sencillas dada la tendencia de los aficionados a la música, inclinados preferentemente a dejarse llevar por lo común y donde la inquietud ha pasado a ser una entelequia brumosa.

Con todo, quienes deseen apostar por lo diferente, por la fuerza de los ambientes, por la textura del neofolk, que no dude en cruzarse con los sonidos de “Chandelle”, presentado, además, con un gusto inhabitual. El cedé se empaqueta en formato caja deuvedé, con una llamativa portada, dentro cedé y un cuadernillo con imágenes y textos. También se cuenta con una tirada limitada en vinilo. El resumen es un todo estilizado, armonioso y personalizado.

Las once canciones son puro neofolk y darkfolk cargado de sensaciones y mirada interna, “Chandelle” se inicia acústico y hermoso, apoyado además en un cello real, características que no perderá ni siquiera con “Gernika”, que cierra el álbum entre la desolación y el ruido de las bombas. Por detrás, diez canciones ensoñadoras.

«Para mí –precisa Manix S» componer no es un proceso agotador ya que solo lo hago cuando la inspiración llama a mi puerta y veo que puedo obtener algo bueno para nuestra música. No me auto obligó a trabajar en mis canciones todos los días por defecto. Si me apetece trabajo pero si veo que ese día no va a salir nada bueno, ni me siento en el estudio. Habitualmente las canciones parten de las líneas de guitarra acústica o clásica».

En cuanto al proceso posterior señala que después de darle forma a un boceto procede a la grabación de las guitarras. «Sobre esta base empiezo a trabajar en los demás instrumentos y poco a poco voy componiendo pistas de bajo, percusiones, teclados, samples, chelo, etc… En definitiva, compongo y grabo todos los instrumentos. Con el chelo trabajo de forma diferente ya que yo escribo la música y lo grabo inicialmente con un sintetizador, pero es nuestro músico colaborador David Sagastume quien graba este instrumento definitivamente. Cuando tengo el tema más o menos perfilado se lo envío a Salva para que empiece a trabajar en la voz y las letras».

“Chandelle” guarda en su interior la paradoja de sonar acústico, en especial por el uso de la guitarra, al tiempo que utiliza la electrónica –teclados, sintes– para ambientar la mayoría de los cortes. «No creo que nuestras canciones, todas al menos, surjan desde la electrónica ya que el germen de las canciones normalmente son guitarras e instrumentos acústicos en la mayoría de los casos. Pero es cierto que la forma de componer las canciones está realizada siguiendo patrones de música electrónica al encargarme yo por completo de la música y no una banda en la que cada cual toca su instrumento y aporta lo suyo como suele ser habitual en los circuitos folk habituales. También es cierto que muchos de los arreglos están realizados con sintetizadores o técnicas propias de las músicas de vanguardia, como samples, grabaciones de campo, filmsampling, etc… Creo que en nuestra música conviven en armonía los instrumentos tradicionales así como las formas habituales de usarlos con la tecnología musical analógica y digital más actual», describe Manix S.

Naturaleza

“Chandelle”, cantado en inglés, alemán, euskara y castellano, es un disco de emociones, hondas y pasionales. Sería la idílica banda sonora de un paseo por la naturaleza o bien el sonido humanizado de una ciudad. «Soy un enamorado de Álava por la variedad de espacios naturales distintos que puedes recorrer sin salir de ella. Pasar del norte al sur o del este al oeste es como si viajases más kilómetros que los reales, ir a otras zonas. Realmente hay lugares que me han inspirado: el castillo de Gebara, los hayedos de Santa Teodosia, el dolmen de Sorginetxe y los de la zona de la rioja alavesa, el cromlech de Mendiluze, el parque natural de Izki, la cascada de Delika, Legaire, Aizkorri - Aratz, monte Gorbea y toda la zona de Valdegovía lindando con Burgos, que es una de las zonas menos habitadas y una de las que más me gustan».

Salva recuerda también variados paseos: «Muchas melodías de voces las sacaba paseando por los campos cercanos a Las Gabias, un pueblo al sur de Granada».

En “Springtime”, entre otras, suena un acordeón. ¿Más magia electrónica para una pieza tan humana? «Me encanta ese aspecto al que haces referencia de cómo se puede dotar a las máquinas de cierto aire humano o tradicional si sabes utilizarlas adecuadamente. Creo que con Har Belex conseguimos ese aspecto de trasladar el sentimiento y la pasión con la que afrontamos las canciones independientemente de si el instrumento utilizado es una guitarra, un chelo, un sintetizador o un sampler», concluye.